En una época saturada de maximalismo sonoro y pop sobreproducido, el debut de The xx apareció como un susurro que cortó el ruido. Publicado en agosto de 2009 por Young Turks, xx es un álbum íntimo, minimalista y emocionalmente cargado, que redefine el concepto de lo que una banda puede hacer con el silencio.
Originarios del sur de Londres y aún en sus veintipocos, Romy Madley Croft, Oliver Sim y Jamie xx crearon un espacio sonoro donde todo parece flotar: guitarras limpias, bajos profundos y voces que se rozan sin tocarse del todo. xx es música para escuchar en la madrugada, con auriculares y el corazón un poco abierto.
La arquitectura del silencio
xx no grita. No necesita hacerlo. Se desliza, se insinúa, habla en miradas, no en discursos. Es un álbum que parece contener más aire que sonido, y sin embargo lo que suena golpea fuerte, como una confesión hecha a media voz.
Las letras, escritas en su mayoría por Romy y Oliver, abordan el amor y el deseo con la torpeza y el misterio de quienes están descubriendo lo que sienten mientras lo dicen. No hay dramatismo exagerado, solo una sinceridad radical y desarmante.
Jamie xx, desde la batería electrónica y las texturas, construye un universo contenido, con ecos que nunca se vuelven grandilocuentes. Es el productor como arquitecto emocional, dejando espacio entre las notas, como si respetara el tiempo que tarda un sentimiento en hacer efecto.
Momentos clave:
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“Intro” es ya un clásico. En apenas dos minutos instrumentales, The xx establecen su lenguaje: guitarras limpias, delay contenido, bajo envolvente. Es una promesa de atmósfera, un prólogo que parece no necesitar palabras.
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“VCR” es una postal de amor adolescente. “You, you just know / You’re just like a VCR.” Nostalgia tecnológica transformada en ternura. La voz de Romy y Oliver se entrelaza como si conversaran en secreto.
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“Crystalised” es el primer latido real del disco: seco, sincopado, con una tensión casi sexual en la forma en que las voces se acercan y se alejan. Como dos personas que se desean, pero aún no saben cómo tocarse.
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“Islands” es de una belleza contenida. Ritmo simple, letra obsesiva: “I am yours now, so now I don’t ever have to leave.” Es amor como zona de confort… o de encierro. Una canción donde todo suena pequeño, pero se siente enorme.
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“Heart Skipped a Beat” sugiere una ruptura con una mezcla de resignación y calma. Pocas veces una canción ha hecho tanto con tan poco.
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“Infinity” es una de las más dramáticas del disco: bajo cavernoso, eco de western emocional, y ese estribillo que rompe el equilibrio: “Give it up.” Aquí el silencio se tensa hasta quebrarse.
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“Night Time” y “Stars” cierran el disco con la misma estética: nocturnidad, introspección, una intimidad casi táctil. Son canciones que no buscan final, solo quedarse un rato más.
Conclusión
xx no parece un debut, sino un manifiesto perfectamente formado. The xx crearon un universo propio desde el primer intento, y lo hicieron con armas poco habituales: contención, sutileza y un profundo entendimiento del espacio emocional.
Es un disco que no envejece porque nunca fue de una época específica, sino de un estado emocional muy particular: el momento en que uno se da cuenta de lo que siente, pero aún no sabe si decirlo.
Listado de temas:
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Intro
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VCR
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Crystalised
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Islands
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Heart Skipped a Beat
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Fantasy
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Shelter
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Basic Space
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Infinity
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Night Time
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Stars