Publicado en marzo de 2014 por Secretly Canadian. Tercer disco de The War on Drugs y punto de inflexión en su carrera, marca el momento en que Adam Granduciel convierte su ansiedad, su obsesión por el sonido y su necesidad de evasión en una obra maestra de la melancolía expansiva.
Paisaje emocional y sonoro
Grabado durante un período de depresión profunda tras la gira de su anterior álbum (Slave Ambient), Granduciel canaliza aquí una especie de deriva emocional y existencial. Pero no desde lo confesional directo, sino desde lo evocativo y textural: Lost in the Dream no narra, sino que sugiere, como si cada canción fuera un recuerdo vago entre el insomnio y la carretera.
La influencia de Bruce Springsteen, Bob Dylan y Tom Petty es evidente, pero filtrada por una sensibilidad shoegaze, ambient, casi cósmica. Las guitarras no suenan a riffs, sino a viento. Los sintetizadores son niebla. Todo está en constante movimiento, como si el disco temiera detenerse y mirar demasiado adentro.
Análisis musical
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“Under the Pressure” abre el álbum como una declaración de principios: casi nueve minutos de crescendo contenido, pulsos motorik, guitarras repletas de delay y sintetizadores que se estiran como auroras boreales. Un mantra contra la ansiedad, una huida en cámara lenta.
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“Red Eyes” es probablemente el tema más “pop” del disco, pero aún así mantiene esa cualidad onírica, con su inconfundible “whoo!” antes del estribillo y una batería que parece correr tras algo que nunca alcanza. Es una canción de escape, de impulso.
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“Suffering” es exactamente eso: una balada dolida, despojada, donde Granduciel canta como si le costara mantenerse de pie. Las texturas son lo que sostiene la emoción aquí, más que cualquier clímax explícito.
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“Eyes to the Wind” es una pieza central. Tiene el sabor de Dylan en “Blood on the Tracks”, pero tamizado por la producción envolvente del disco. Guitarras acústicas, saxos fantasmas, una voz que acepta que no hay respuestas, solo camino.
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“An Ocean in Between the Waves” es, quizás, la cima instrumental. Casi siete minutos donde la banda suena hipnótica, persistente, con un pulso rítmico que recuerda al krautrock, pero con alma americana. Una canción que no resuelve, solo persiste.
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“In Reverse” cierra como un sueño que se desvanece: pedal steel, ecos infinitos, acordes que flotan como humo. Granduciel canta como quien finalmente se deja llevar, no hacia una conclusión, sino hacia el olvido.
Legado y resonancia
Lost in the Dream no es un álbum para una escucha rápida: es una obra que exige tiempo, espacio y, sobre todo, atención emocional. Es uno de esos discos que capturan el espíritu de una generación que, entre la nostalgia y la ansiedad, entre lo analógico y lo digital, solo encuentra consuelo en el movimiento perpetuo.
Aclamado por la crítica (Pitchfork, Rolling Stone, Uncut, entre otros), y considerado uno de los grandes discos de la década de 2010, fue la confirmación de que el rock aún podía ser expansivo, espiritual, y relevante sin caer en clichés ni poses vacías.
Listado de temas:
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Under the Pressure
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Red Eyes
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Suffering
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An Ocean in Between the Waves
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Disappearing
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Eyes to the Wind
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The Haunting Idle
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Burning
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Lost in the Dream
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In Reverse