Worlorn, durante su esplendor, albergó el fastuoso Festival de los Mundos Exteriores; ahora es un planeta moribundo que se aleja irremediablemente de la Rueda de Fuego para sumirse en una noche sin fin. A él viaja Dirk t’Larien con la esperanza de reencontrar el amor de Gwen Delvano y expiar errores del pasado; pero en su lugar hallará a Gwen unida por jade-y-plata a Jann Vikary y a su teyn Garse Janacek, en un vínculo incomprensible de amor y de odio, tan terrible y a la vez tan grandioso como el fin inevitable de Worlorn.
Leer Muerte de la luz es un viaje hermoso, y melancólico. El planeta Worlorn es un lugar difícil de olvidar, está condenado, con ciudades abandonadas, jardines marchitos, luces que se apagan poco a poco. Me ha gustado que no es una historia de héroes salvadores. Nadie aquí es perfecto. Todos están llenos de dudas, de contradicciones, de miedos. Y eso los hace muy reales.
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